Argumento
LAS PATRULLAS DEL MIEDO
Contra la psicosis de inseguridad que se está creando, lo más práctico sería que cada cual se convirtiera en un policía para su vecino. Que el vecino del quinto te ha fulminado con una mirada lasciva, delación a la patrulla de delitos deshonestos; que en la escalera hay un olor a finas hierbas que tumba de espalda, delación a la patrulla antidroga, por si un casual. Y así todo.
Lo de las patrullas está muy bien. Quedan de cine las ciudades surcadas por blancos coches que despiden destellos azulencos y de tanto en tanto dejan ulular sus sirenas. Se crea así un ambiente de Chicago city que mola en cantidad.
El inventor de este invento pudo muy bien ser Arespacochaga, el último alcalde de la Villa y Corte antes de Tierno Galván, así lo recordará la historia (sin pasarse, tío, no anticipes acontecimientos, que viene la patrulla y ...). Pues el actual alcalde de Madrid echó a la calle una patrulla antipornográfica en plan experimento y, lo que son las cosas, ya no hubo más robos en bancos. Así que ahora el compañero Ministro del Interior pone patrullas antirrobo y tal, a ver si la gente deja de violar al prójimo. Acabar con el exhibicionismo no merece la pena porque es que nos va el rollo una cosa mala.